La psicoterapia en adultos se inicia con un diagnóstico que permite reconocer de manera clara aquellas experiencias que resultan discrepantes, es decir que están generando el malestar o sufrimiento. Para la realización del diagnóstico se utilizan principalmente instrumentos como entrevistas en profundidad, cuestionarios o escalas de observación clínica, etc.

Una vez clara la hipótesis diagnóstica, se inicia un proceso psicoterapéutico, cuya duración dependerá de cada persona, pero que generalmente varía entre los 6 a los 18 meses, influyendo también la periodicidad de las sesiones. Son recomendables de 2 a 4 sesiones mensuales. La psicoterapia resulta en un proceso de autoconocimiento y autoobservación que permiten reconocer la forma en que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos. Para esto es fundamental la formación de un vínculo con el /la terapeuta basado en la confianza y el respeto mutuo. Es importante que este espacio se reconozca como un lugar seguro y libre de juicios.

En esta línea, dentro de un trabajo interdisciplinario, se realiza también psicoterapia a padres cuyos hijos sean derivados y/o atendidos por algún profesional del centro, con el objetivo de evaluar la salud mental en general y pesquisar oportunamente la presencia de alguna problemática, promoviendo el desarrollo integral de niños y niñas atendidas en nuestro centro.